En esta obra, nos hallamos con un escritor poco bondadoso, sin audacia ni esperanza, donde la tragedia del ser humano es un detonante formal para construir personajes con rasgos autobiográficos, a la vez que engañosos.
En este excepcional relato Arlt despliega su imaginario y proyecta con auténtica magia narrativa su universo creativo, con un despliegue exagerado de substantivación y adjetivación despectiva y humillante.
Arlt maneja la discriminación, el cinismo y la penosa “amistad” de los personajes con tal maestría y frialdad que al leerlo uno se siente perdido entre la sonrisa y el desprecio.
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