martes, 6 de julio de 2010

Abriendo mentes

Al suroeste de China, sobre los contrafuertes de Himalaya, una etnia de 30.000 habitantes aún poco conocida preserva a través de las edades tradiciones y ritos particulares. Asombrosa resistencia del pueblo Moso, de este “reino femenino” aislado, dónde nuestras concepciones occidentales se estrellan.

Las madres son los pilares de la sociedad. Sólo la ascendencia femenina se tiene en cuenta y la transmisión del nombre es exclusivamente femeninos. El concepto de padre es inexistente. Los hombres son eximidos de trabajo y las mujeres garantizan la subsistencia diaria.
A la caída de la noche, los hombres se presentan bajo la ventana de la mujer cuyos “favores” esperan. Ésta elige uno con el cual va a pasar la noche. Cada noche puede, si lo desea, elegir a uno diferente. El hombre descartado por una mujer se apresura a irse en busca de otra hasta encontrar una que le acepta. Rápidamente los pares se forman y durante la noche, deben conducir sus jugueteos con discreción sin molestar a los demas.
Sin que eso esté considerado como ligereza sexual y observando al mismo tiempo estrictamente el tabú del incesto, en particular entre hermano y hermana, las conexiones se establecen y se desenredan sin ninguna dificultad social. Sin matrimonio ni infidelidad, esta sociedad excluye así radicalmente la posesión de los celos.
Esta práctica de las visitas puede parecer extraña para nosotros occidentales, pero la mayoría de estas mujeres eligen establecer una relación duradera con un hombre y una vez esta relación es oficializada ante la comunidad, el hombre y la mujer pueden implicarse uno hacia otro en una fidelidad elegida por un período de tiempo que puede llegar hasta la muerte.
Las mujeres son orgullosas de su posición social y reiéndose, explican que los hombres durante el día deben descansar para para ser más audaces en su cama durante la noche.
No existen enamorados para el pueblo Moso. Se gustan libres. No hay peor matrimonio que uno arreglado o forzado. Ellos se eligieron y cuando el hombre languidece por su compañera, va a verla. Una vez regado de marcas de amor, vuelve a salir y ambos mantienen ese fuego a distancia....
para reflexionar... 

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